La pandemia por COVID-19 aumentó las violencias contra las mujeres e identidades no binarias; por lo cual se hizo urgente mejorar el acceso a los servicios de atención en casos de violencias de género. Como respuesta a ello, nos unimos en red para co-crear un plan integral de abordaje de violencias de género 2020-2022 para mejorar el acceso a servicios de atención a las mujeres víctimas de los seis municipios del departamento de Orán de la Provincia de Salta (San Ramón de la Nueva Orán, Pichanal, Colonia Santa Rosa, Hipólito Yrigoyen, Urundel y Aguas Blancas) para contribuir a la erradicación de las violencias contra la diversidad de mujeres e identidades no binarias.
Innovar en el sector público se ha vuelto una necesidad para los gobiernos que desean fortalecer sus democracias y hacerlas más paritarias e inclusivas. Ahora bien, para lograrlo es necesario que se contemple la pluralidad de voces que coexisten en la ciudadanía y, por lo tanto, que la innovación pública tenga perspectiva de género. Esto es clave para aportar a la calidad de la innovación pública, ya que genera inserción de talentos, reduce brechas salariales, fortalece equipos y promueve la excelencia en el área, representando una oportunidad de crecimiento para cualquier país.
Sin embargo, pese a que en muchos países las mujeres son mayoría en las áreas de ciencia, tecnología e innovación (CTI), acceden en menor medida que los varones a las categorías más altas de la carrera de investigación. Asimismo, no solo se observa el efecto de tijeras o el techo de cristal en la carrera científica sino que también se puede apreciar la segregación horizontal o por disciplina al menos en algunos campos del conocimiento.
Estas diversas brechas de género no sólo impiden que la ciencia y la tecnología beneficien de igual manera a hombres, mujeres e identidades no binarias, sino que limitan su participación y contribución plena. Además de reducir el impacto de la CTI en el desarrollo.
Las inequidades de género se encuentran presentes en las diferentes etapas de la investigación: desde la propia definición de las preguntas, pasando por la generación de evidencia y trabajo de campo, hasta los procesos de financiamiento y definición de políticas públicas.
Resulta fundamental para los gobiernos promover la participación de las mujeres en CTI e incorporar el enfoque de género en las decisiones institucionales. Existen muchas acciones posibles, desde atraer más mujeres a las áreas de innovación hasta requerir la inclusión de la perspectiva de género en los proyectos de investigación como condición para el financiamiento.
Te invitamos a leer el documento que elaboramos desde Asuntos del Sur para conocer por qué necesitamos más mujeres en ciencia, tecnología e innovación pública. Lo puedes descargar aquí.
En tiempos de cuarentena, por primera vez, el mundo virtual va a reemplazar completamente el abrazo cuerpo a cuerpo y debemos estar preparadas para ello; una alternativa a lo tangible es el sexting.
El sexting es, sin lugar a dudas, una manifestación moderna de amor y un ejercicio sano, satisfactorio y pleno de nuestra sexualidad que nos invita a utilizar nuestro cuerpo como arena política del placer y del deseo compartido, dejándonos hacer acuerdos bilaterales basados en satisfacción y consenso a través del cual, además, aprendemos a habitar internet como espacio público.
Nos resulta necesario empoderar a la diversidad de mujeres para la apropiación de las tecnologías. Nos quisieron hacer creer por mucho tiempo que las mujeres no tenemos permiso, la realidad es que no hemos sido socializadas para experimentar ni sentir placer, control o poder. Pero en este camino de culpa, hemos buscado y construido alternativas y uno de nuestros mayores logros ha sido: aprender a habitar las tecnologías y el placer como derecho, pero todavía tenemos miedo. Las mujeres en Internet sufrimos violencias diferenciadas solo por el hecho de serlo: una de ellas es la sextorsión y la difusión no consentida de contenido sexual, lo cual se encuadra en violencias digitales.
Se puede entender como violencias digitales contra mujeres aquellas violencias basadas en las diferencias de género pero mediada, y o potenciada, a través de las tecnologías de la información y comunicación (APC, 2015). Éstas operan bajo estereotipos de género recurrentes, basados en posiciones tales como: las mujeres no deberían opinar o participar en la deliberación pública, no deberían usar la tecnología -ya que esta es “cosa de hombres”-, o son ellas las que provocan a los hombres a través de sus fotos y comportamientos (Vela & Smith, 2016). Este tipo de violencia, entonces, se basa en descalificativos hacia mujeres en base a su apariencia física y condición de género y normalmente buscan degradarlas en su función social (Karisma, 2016).
Esta tipología de violencia suscita un nuevo interés debido a que la forma de experimentarla es nueva y sus riesgos son más latentes y próximos a las mujeres, debido a las posibilidades que brinda la tecnología y las redes sociales en cuanto a viralización de contenido y facilidad de reproducción. Pero si algo hemos aprendido las mujeres, es que si vamos a hacer las cosas, tenemos que hacerlas bien y una manera de contribuir a ello es fomentar el autocuidado feminista. Para esto, te dejamos este manual de sexting en 5 pasos para evitar violencias digitales.
El voto joven decidió en gran medida lo sucedido en la reciente jornada electoral en CABA(2,8% del padrón) y también fue protagonista en sus resultados, cinco mujeres jóvenes llegaron a la Legislatura porteña, que en esta ocasión se renovó en la mitad de su composición (30 caras nuevas de 60 integrantes).
El fenómeno de las juventudes ocupando cargos de decisión estuvo marcado por lo sucedido con Ofelia Fernández, la diputada más joven elegida alguna vez en Latinoamérica y que seguramente pondrá en agenda las ideas y retos que afronta este grupo poblacional, el más impactado por el desempleo y la precarización laboral en Capital Federal. Ofelia no es la única, aunque marca el camino. Estamos ante el surgimiento de una ola que, si bien empezó con las campañas para la aprobación del aborto legal, seguro y gratuito, siguió de largo y ahora buscan ocupar la política.
Ofelia Fernández (Frente de Todos): desde el domingo el país tiene a la legisladora electa más joven de América Latina. Ofelia tiene 19 años y es militante estudiantil, se destacó como presidenta del centro de estudiantes del colegio Carlos Pellegrini y su apoyo vehemente a la legalización del aborto y educación sexual en las escuelas. El fenómeno Ofelia tuvo más réplicas en redes sociales que lo sucedido entre Mauricio Macri y Alberto Fernández.
María Bielli (Frente de Todos): docente, socióloga, feminista y militante de la organización social y política El Hormiguero. Es legisladora electa por el Frente de Todos. Entre los puntos que ha destacado como importantes está la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, además de impulsar políticas de cuidado para reconocer el trabajo de las mujeres en el hogar, como estrategia contra la desigualdad. Su agenda está marcada por la búsqueda de la paridad en los diferentes escenarios y el mejoramiento de la calidad de vida para las personas de la comunidad LGTBI, víctimas de múltiples violencias.
María Bielli
Lucía Cámpora (Frente de Todos): integró el centro de estudiantes del Colegio Nacional Buenos Aires cuando era adolescente y posteriormente se sumó a La Cámpora en la UBA, llegó a ser Vicepresidenta de la Fuba. Su liderazgo y militancia está marcada por el hecho de ser del ex presidente Héctor Cámpora, pero también se ha hecho una carrera a pulso, estuvo en el Ministerio de Trabajo, el ORSNA- organismo regulador de aeropuertos, el Consejo de la Magistratura y fue empleada de la Legislatura porteña.
Lucía Cámpora
Manuela Thourte (PRO): era sexta en la lista de Juntos Somos el Cambio, el el Congreso trabajó para el Bloque Evolución Radical de Martín Lousteau y se desempeñó como asesora de Carla Carrizo (Diputada de la Nación). También estuvo en UNICEF. Es conocida por su parentezco (nuera) con el histórico operador Enrique “Coti” Nosiglia y compartirá bancada con su cuñado Juan Francisco Nosiglia.
Manuela Thourte
Lucía Romano (PRO): Contadora Pública, actual integrante de la Junta Comunal 2, parte de la Mesa Ejecutiva de la Coalición Cívica ARI y responsable del espacio Otra Cultura Joven. Por su trabajo con las juventudes fue escogida candidata por Elisa Carrió.
El pasado 9 y 10 de septiembre se llevó a cabo el taller de incidencia: Diversidad de mujeres Activando organizado por Asuntos del Sur en articulación con el colectivo Las Poderosas-Teatroen Ciudad de Guatemala en la FGER (Federación Guatemalteca de Escuelas Radiofónicas).
¿Por qué volvemos a Guatemala?
En el proyecto SISA trabajamos durante 18 meses con la diversidad de mujeres de 4 países de la región (Ecuador, Paraguay, Argentina y Guatemala) en la identificación de los obstáculos que se encuentran las mujeres en sus respectivos activismos políticos y en la facilitación de procesos para la creación de iniciativas de empoderamiento desde las propias mujeres.
En esta segunda fase del proyecto lanzamos desde Asuntos del Sur el Programa de Formación SISA-Mujeres Activando que se encuentra alojado en la plataforma de la Academia de Innovación Política. Esta formación tiene como objetivos brindar contenido teórico y herramientas prácticas para los activismos de la diversidad de mujeres, así como para impulsar la articulación y fortalecimiento de sus mecanismos de trabajo e identidades entre las distintas colectivas. Del mismo participan actualmente más de 1000 lideresas de 19 países de América Latina, de las cuales 70 mujeres se encuentran en Guatemala.
Contexto político de Guatemala
Este es el tercer año consecutivo que, desde Asuntos del Sur, trabajamos en Guatemala. En esta ocasión llegamos en un contexto de declaración de Estado de excepción en 5 departamentos del nordeste del país: Izabal, Baja Verapaz, Zacapa, El Progreso, Alta Verapaz y Petén. El mismo fue ratificado por el Congreso, en los días posteriores, como supuesta medida para combatir el narcotráfico; sin embargo se sabe que en estos territorios tradicionalmente hubo tensiones entre las comunidades y las empresas por la explotación de los recursos naturales. En estos días, se está tratando de renovar el Estado de Sitio en 22 municipios de los departamentos afectados.
Por su parte, en Ciudad de Guatemala, el gobierno retiró el altar de las 41 cruces que se encontraban en la plaza central, en memoria de las 41 niñas quemadas en el incendio del Hogar Seguro Virgen de la Asunción el pasado 8 de marzo de 2018. Cada una de las cruces tenía una vela y un cártel con el nombre y la edad de cada una de las niñas. Las mujeres tomaron la “Plaza de las Niñas” (como ellas la nombran) y restituyeron las cruces, pero ese mismo día fueron expulsadas por los antidisturbios. Días más tarde, restituyeron el altar pintando las cruces con un emotivo ritual maya conducido por Lorena Cabnal, del cual fuimos parte. Este caso movilizó a las mujeres del país, porque 56 niñas fueron encerradas en una habitación sin acceso a baños o comida durante más de 12 horas como represalia por un intento de huída debido a las violaciones y abusos sexuales así como las condiciones insalubres de vida que sufrían. Tras pasar toda la noche encerradas, una de las niñas prendió una colchoneta para que les abrieran la puerta como medida de protesta. Pero no lo hicieron, y dejaron que 41 niñas murieran calcinadas y otras 15 sufrieran quemaduras de hasta el 80% de sus cuerpos.
Talleres SISA-Diversidad de Mujeres Activando
El Programa de Formación contempla sedes presenciales en 6 países de la región (Paraguay, Guatemala, Ecuador, México, Colombia y Argentina), y como parte presencial del Programa en Guatemala realizamos un taller de dos días en Ciudad de Guatemala organizado junto a las Poderosas Teatro. Del mismo, participaron 35 mujeres: mayas (Tz’utujil, Q’eqchi’, Kaqchikel, K’iche), mestizas, jóvenes, adultas, rurales y urbanas; de distintos departamentos del país (Sacatepéquez, Izabal, Totonicapán, Huehuetenango, Sololá, Chimaltenango, y de municipios de Guatemala y de capital). Durante el taller utilizamos el Método SISA como herramienta innovadora en el diseño de acciones concretas con enfoque feminista. En ese sentido, las mujeres que participaron, por un lado, se propusieron trabajar la educación integral sexual a través de metodologías lúdicas y participativas, y por el otro, se interpelaron sobre cómo articular una agenda que integre la diversidad de luchas de las mujeres indígenas y las mujeres mestizas.
Cerramos la primera jornada de trabajo con una movilizante noche cultural de teatro “Preguntas púrpuras y discursos violetas” de Violetas resilientes con el proceso de formación, sanación y creación escénica de nuestras aliadas Las Poderosas Teatro.
En el segundo día de trabajo, se realizó el webinario “Estrategias para sortear los contextos de violencias machistas contra las mujeres” con la intervención de nuestra aliada Yren Rotela de Repadis, defensora de los derechos humanos de las personas trans en Paraguay, para contarnos sobre las estrategias que llevan adelante las mujeres trans y travestis para sortear los contextos de simultáneas y complejas situaciones de violencias machistas en los transitan sus vidas. También escuchamos a Kristell Anaid Perla Montes, defensora de los derechos humanos de las mujeres en Honduras, y participante del Programa de Formación, que nos contó del proyecto de investigación social que forma parte “Resiliencia: Mujeres enfrentando la violencia en espacios urbanos y estrategias para abordarlas”.
Acuerpamos las luchas de las hermanas de Guatemala, y seguiremos trabajando para el impulso de los liderazgos de las mujeres en plural, porque estamos convencidas que sin la diversidad de mujeres, ocupando los puestos de toma de decisiones públicas y políticas, no podemos seguir hablando de democracias. Las voces plurales, las cuerpas plurales y las identidades plurales tienen que estar defendiendo sus necesidades e intereses diferenciados para romper la tríada entre racismo, patriarcado y colonialismo.
Los incendios en la Chiquitanía y el Chaco boliviano las afectan particularmente. El desastre natural, la quema de cultivos y la contaminación del agua no les permiten cumplir con los roles de género y el sistema de cuidados que les impone el patriarcado. Por eso, más allá de sufrir el fuego en carne propia, la mayoría se lamenta por sus familias. Cuando el fuego se apague, las mujeres saben que los hombres se irán a trabajar a la ciudad y ellas quedarán solas en el territorio con sus niños y niñas.
Las mujeres indígenas sufren una doble opresión: por ser mujeres y por ser indígenas. Junto a las afrodescendientes son el ejemplo más claro de cómo el racismo, el patriarcado y el colonialismo se entrecruzan para mostrarnos la cara más perversa de la modernidad.
En el caso de los incendios, el principal problema pasa por el sistema de cuidados: el patriarcado ha impuesto a las mujeres el rol de cuidadoras de las infancias, de la tercera edad y de las personas enfermas. Es decir, un trabajo que no es ni pago ni reconocido por la sociedad. En circunstancias de desastre natural, estas tareas se ven imposibilitadas de cumplir: mientras los hombres van a apagar el fuego, las mujeres se quedan en la casa y no pueden ni obtener el agua y los alimentos para la familia ni cuidar de los animales domésticos.
Un segundo conflicto es cuando el fuego afecta a las plantaciones en donde las mujeres recogen los alimentos para el hogar y las materias primas para las manufacturas que realizan de modo colectivo. Dado que uno de sus principales problemas es la independencia económica, cuando se afectan los recursos naturales de donde producen su sustento, se afecta también su libertad.
En su recorrida por la Chiquitanía boliviana, la Directora Regional del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS), Daniela Vidal, ha seguido de cerca las consecuencias del fuego en los bosques bolivianos: “Los incendios afectan a la economía del hogar, la alimentación y la salud: cuestiones que recaen sobre la responsabilidad de las mujeres. Cuando las indígenas producen recursos, los ingresos se distribuyen con todos los integrantes de la familia y se destina a las tareas de cuidado que son las asignadas por los roles de género. No suele pasar lo mismo con la figura masculina que destina solo una parte de sus ingresos a la familia”.
De este modo, se reproduce lo que explica la antropóloga Rita Segato en su ensayo Género y colonialidad: del patriarcado comunitario de baja intensidad al patriarcado colonial moderno de alta intensidad: confinada al espacio doméstico, la hegemonía del espacio público apropiado por los hombres como lugar de deliberación y toma de decisiones relegó a la mujer a una esfera privada carente de intervención pública. En el fondo, esta jerarquía de espacios propia de la irrupción del patriarcado eurocéntrico, significó una ruptura ontológica en la mujer. La desigualdad de esferas significa una desigualdad de género. Al mismo tiempo, el hombre indígena oprimido por el blanco fuera de la aldea, será empoderado al interior de la misma.
Si bien siempre existió una jerarquía previa a la conquista europea, un “patriarcado de baja intensidad” en términos de Segato, esta diferencia se radicaliza con la intrusión colonial que toma a los hombres indígenas como interlocutores privilegiados y “domestica” a las mujeres. “Los vínculos exclusivos entre las mujeres, que orientaba a la reciprocidad y a la colaboración solidaria tanto ritual como en las faenas productivas y reproductivas, se ven dilacerados en el proceso del encapsulamiento de la domesticidad como ‘vida privada’. Esto significa, para el espacio doméstico y quienes lo habitan, nada más y nada menos que un desmoronamiento de su valor y munición política, es decir, de su capacidad de participación en las decisiones que afectan a toda la colectividad”, concluye Segato.
Entre los roles de género y la participación política
La Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia (CNAMIB) reúne a las indígenas de tierras bajas (como se denomina al Oriente boliviano cuya altura promedio es de 500 metros sobre el nivel del mar) y su misión es promover la participación activa de las mujeres en las decisiones políticas. Sacarlas de la esfera doméstica para repolitizarlas en la esfera pública. Su presidenta, Wilma Mendoza Miró, explica que la mujer indígena comienza a ser discriminada cuando exige sus derechos dentro del mismo entorno familiar. A participar de la toma de decisiones como lideresas, la marginación se vuelve a repetir: “Venimos de una cultura en la que el jefe del hogar tiene que ser el hombre y en tu familia misma te discriminan por nacer mujer. También somos discriminadas como dirigentas porque la mayor parte son varones. Entonces se ríen de lo que una dice por más que sea una buena propuesta. Es una lucha constante para demostrar que nuestras ideas son buenas”. La misma discriminación se hace presente una vez más cuando la mujer indígena sale del territorio y en la ciudad la miran despectivamente por no tener el mismo nivel educativo que las mujeres urbanas.
En este momento, Mendoza Miró se encuentra en la Chiquitanía, una de las regiones más afectadas por el fuego, encabezando una vigilia que reclama el apoyo del gobierno nacional. La dirigenta pone en palabras cómo sufren el incumplimiento del cuidado de sus familias: “Las mujeres están sufriendo más los incendios que los hombres porque tienen que preparar el alimento todos los días para sus familias. Además, toda el agua está yendo a los ganados, pero no a los chanchitos, gallinas y conejos que forman parte de nuestra alimentación”.
La lideresa cuenta que, con la sequía, las chiquitanas también perdieron el maíz para alimentar los animales menores y se vieron obligadas a salir de sus comunidades para pedir ayuda en la ciudad: “Eso no nos gusta porque en nuestra casa grande tenemos todo: es nuestro mercado. A nosotras nos da vergüenza pedir ayuda, pero lo que está ocurriendo nos obliga. Se están perdiendo vidas: no solo humanas. La flora para nosotras es muy importante. Por eso hablamos de la biodiversidad y del equilibrio con el entorno. La naturaleza nos necesita y nosotros a ella. La mujer indígena está sufriendo mucho”.
Leticia Resamano Enríquez es la técnica especializada en género del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), una de las organizaciones que más ha acompañado las luchas y el desarrollo rural desde su fundación en 1970 bajo la iniciativa de tres jesuitas. Actualmente, la institución busca fortalecer los liderazgos de los jóvenes y las mujeres en la primera autonomía indígena del Estado Plurinacional de Bolivia: la Autonomía Guaraní Charagua Iyambae.
La especialista cuenta que las dificultades de las guaraníes están relacionadas con la influencia de la cultura patriarcal y los roles de género, tanto en la participación política como en la independencia económica: “Para las mujeres indígenas, el patriarcado opera más fuerte por los roles que se asumen. Se cree que deben estar en la casa y sufren una doble discriminación por ser mujeres e indígenas. A veces se suma también si eres joven. No podemos comparar la opresión a la mujer urbana con la mujer rural e indígena, la cual se reproduce tanto afuera como adentro de la comunidad”.
Resamano Enríquez explica que en las regiones donde más ha durado la explotación colonial, el liderazgo de las mujeres está más adormecido por los efectos de la conquista. En las autonomías, las mujeres han asumido un rol muy importante en la construcción y la consolidación de los procesos. Aún así, en las mayorías de las carteras las mujeres siguen siendo relegadas a los puestos más bajos.
Otro conflicto surge con la reacción de los hombres. “Cuando hablamos de género, los hombres guaraníes nos dicen que les metemos cosas en la cabeza a las mujeres”, sonríe la técnica mirando de reojo a un señor que se hace el desentendido con el comentario. En principio, los varones se muestran a favor de que las indígenas participen políticamente, pero cuando llega el momento de la elección la mayoría de los puestos son ocupados por hombres. Nada muy diferente a lo que ocurre en los partidos políticos y sindicatos occidentales.
El Territorio Indígena Monte Verde: el temor por el cusisal y el problema de la sequía
El Territorio Indígena Monte Verde, ubicado en la Chiquitanía boliviana, comprende un área de 974.447 hectáreas y es uno de los más afectados por los incendios. El pueblo chiquitano señala que la expansión de la frontera agrícola, el desmonte y las quemas, combinadas con la helada y la sequía, son las responsables del fuego que ya se comió a más de 224.000 hectáreas de su territorio y afectó a 35 comunidades.
La secretaria de Género de la Central Indígena Paiconeca, Albertina Flores Mancilla, recorrió las comunidades afectadas y colaboró con la evacuación de los niños y niñas. La joven dirigenta explica que la helada quemó las plantaciones de maíz, plátano y yuca con los que las mujeres indígenas alimentan a sus familias. La lideresa chiquitana sostiene que el incendio agravó la situación que viven diariamente: “Muchas veces el varón se va de las comunidades en busca de trabajo y quedamos solas con nuestros hijos. Las mujeres indígenas somos las que más sufrimos en las comunidades. Más allá de la quema de cultivos, tenemos que salir a buscar agua para tomar y, como nuestros chacos [porción de tierra destinada a la agricultura] quedan lejos de los centros urbanos, tenemos que encontrar soluciones sin poder pedir ayuda inmediata”.
Por su parte, la presidenta de la comunidad Virgen de Urkupiña, Carmen Lourdes Herrera Rodríguez, explica que su territorio ha sido muy afectado y todos los comunarios sufren el desastre natural. La preocupación por la falta de agua vuelve a estar presente: “Nosotros teníamos un pequeño chorro de agua que pasaba por la comunidad, pero con la sequía ya no existe. Nos quedamos sin agua nosotros y los animales. Hasta el momento se nos murieron dos vacas por falta de pasto”.
En la comunidad Palestina, el fuego amenaza la independencia económica. La Asociación de Mujeres 1° de Mayo está preocupada por su emprendimiento colectivo de plantaciones de cusi: de las semillas de las palmeras extraen un aceite amarillo similar al aceite de coco que usan para hacer cremas y shampoo. “Si se quema el cusisal no podemos realizar los productos y no tenemos para sustentar a la familia. Somos mujeres que damos todos los días la cara por nuestros hijos y pedimos ayuda porque el fuego ya va a llegar a la zona donde hacemos la recolecta del cusi. Estamos preocupadas”, explica una de las integrantes de la asociación.
En el Territorio Indígena Monte Verde, las mujeres chiquitanas sufren la crisis del sistema de cuidados y los efectos del desastre natural: como madres, piensan en cómo afectará el incendio la salud de sus hijas e hijos, mientras que, como indígenas, se preocupan por el bosque y qué comerán los animales silvestres.
La Autonomía Charagua Iyambae: la contaminación y los parques nacionales
Al igual que en Monte Verde, las mujeres guaraníes de la primera autonomía indígena del Estado Plurinacional de Bolivia también están desarrollando sus iniciativas productivas que les otorguen independencia económica. En la capitanía de Parapitiguasu, tienen sus cajas de abejas y transforman la miel: hacen shampoo, jabón, cremas y jarabes. También trabajan la semilla de la flor del ñetira con la que producen cremas de enjuague y, realizan canastas y tejidos. En Charagua Norte, fabrican láminas de cera para la producción de miel. Lo que falta trabajar es la comercialización. Otros emprendimientos como las huertas comunales son muy eficientes, pero no se visibiliza su efecto: si bien disminuyen los gastos en la canasta familiar, como lo producido no se vende, su aporte no es valorado por los hombres.
Frente al avance del fuego, Resamano Enríquez comenta que los incendios están lejos de sus viviendas y la preocupación no pasa por las pérdidas económicas, sino por cómo afectan a la naturaleza: “Las mujeres tienen miedo por el tema ambiental y la contaminación de las aguas subterráneas que, de algún modo, a la larga las van a afectar. Están esperando la lluvia. La Madre Tierra está muy arraigada al nivel cultural porque a las mujeres guaraníes siempre se las ha considerado como seres espirituales y de conexión directa con la naturaleza”.
Marta Morales es asambleísta de Parapitiguasu y señala que los focos de fuego son muy grandes: “Como mujer y madre de familia puedo decir que es bien lamentable para nosotras que nuestros bosques lleven ardiendo más de un mes. Se están quemando nuestra fauna, aves, animales silvestres y recursos naturales. La situación es muy crítica”. En este momento, su preocupación está en los Parques Nacionales Kaa-Iya y Otuquis, y el Área de Conservación Ecológica Ñembi Guasu: todos ubicados dentro de la autonomía de Charagua.
Morales señala que reforestar lleva mucho tiempo y que no es lo mismo que el árbol nativo. La situación se agrava cuando ya son más de un millón de hectáreas quemadas. “Nuestros animales silvestres: ¿cuánto se ha perdido y cuánto nos va costar ver cuántos quedaron? Como madre me preocupa y pienso que mis hijos deberían conocer estas áreas protegidas y ver qué tenían. Ya no lo van a conocer. Ni lo van a palpar. Le pedimos a Dios y a la naturaleza que nos derrame su bendición y llueva porque ese va a ser el final de la quema”, concluye la referenta ante el deseo de que sus hijos conozcan el territorio.
En Ñembi Guasu y Otuquis, viven en aislamiento voluntario varias familias de los ayoreos no contactados. No se sabe cuántos. Hace tan solo dos meses hubo avistamientos de sus rastros. Con el avance de los incendios, se teme que sean acorralados por las llamas que a veces superan los 25 metros de altura.
La secretaria de género de la Central Ayoreo Nativa del Oriente Boliviano (CANOB), Rebeca Chiqueno, afirma que están preocupados porque no se sabe dónde se encuentran los ayoreos no contactados: “Las mujeres ayoreas son muy valientes. Salen a cazar y tradicionalmente son tejedoras: usan la hoja de garabata, pero cada vez es más difícil conseguir la plata para seguir realizando esta práctica. En el contexto urbano es la mujer ayorea quien administra los recursos de la familia: los esposos salen a trabajar, pero siempre el dinero se entrega a la mujer y es ella la que hace la distribución”.
Ñembi Guasu en guaraní significa “el gran escondite” o “el gran refugio”, y es así como lo siente Rocío Rúa, una mujer indígena guaraní que llegó desde el municipio de Camiri: “Alguna vez vimos esto con vida. Es normal que sea un área seca porque somos del Chaco. Hay sonidos del ambiente que te manifiestan que hay vida ahí. Sentir este silencio del viento, es desolador”. Isapi, su nombre en su lengua materna, pisa el suelo aún caliente tras un incendio que recién se apagó. Los abuelos le enseñaron sus creencias espirituales y, por qué es importante mantener las raíces para preservar y mantener la vida de estos lugares. “La noche que llegué sentí todo apagado, tuve sueños extraños, tuve miedo”, comenta con ansiedad, sabe que se están perdiendo las líneas de conexión entre lo espiritual y el territorio, y eso es algo que la entristece.
Los guaraníes cuentan que los verdaderos dueños de la tierra son los espíritus que la protegen. No es necesario ser indígena para creerlo, en el parque Kaa-Iya se dice que no ha entrado el fuego, porque su Iya (“amo mítico del monte”, en guaraní) lo custodia y resguarda de los incendios. El territorio está vivo porque ahí se sigue viviendo la conexión entre humanos y naturaleza que enseñan los abuelos. Las mujeres indígenas viven este vínculo de un modo particular, forma parte de su cultura, y por eso sufren por la flora, la fauna y la tierra arrasadas.
Después del fuego
Los incendios en el Estado Plurinacional de Bolivia han consumido más de 4 millones de hectáreas. En esos bosques devorados por las llamas, los pueblos indígenas en general y las mujeres en particular padecen la destrucción de la flora y la fauna: allí está su cultura, su espiritualidad y su sustento.
Al igual que las mujeres urbanas, las indígenas sufren el patriarcado dentro del territorio. Pero a diferencia de ellas, también deben convivir con el racismo cuando salen de la comunidad. Es una doble opresión propia de la colonialidad del poder y la creación de la categoría de “raza” como mecanismos de dominación, inexistentes antes de la conquista de América.
Frente al fuego, las mujeres no pueden cumplir con el sistema de cuidados: una estuctura propia del patriarcado que las obliga a hacerse responsables de las infancias, la tercera edad y las personas enfermas. De este modo, ante la falta de agua potable y alimentos, los testimonios de las mujeres chiquitanas y guaraníes mencionan constantemente a sus hijos e hijas. En algunos casos, también hacen referencia al temor de que las llamas afecten a sus emprendimientos productivos que les permiten su independencia económica.
Sin embargo, cuando el incendio se apaga, los problemas continúan. El sufrimiento no solo está en el presente, sino en el futuro. “La ayuda durará tres meses. Pero en un momento se va a acabar. ¿Qué va a pasar después?”, se pregunta Vilma Mendoza que sabe que la asistencia y las donaciones tienen un límite. Mientras tanto, las mujeres indígenas se van preparando para los próximos meses: los hombres van a dejar las comunidades para salir a buscar trabajo en la ciudad y ellas quedarán solas en los territorios con sus niños y niñas.
* Damián Andrada es investigador de IWGIA y ORE, magister en Ciencia Política y Sociología, y docente de periodismo, comunicación y epistemología en USAL, UMSA y FLACSO.
* Lila Andrea Monasterios es documentalista y periodista boliviana, maestranda en derechos humanos y política social en la UNSAM, responsable de comunicación en Asuntos del Sur.
* Editora de género: Luciana Mignoli es periodista, docente e investigadora especializada en feminismos y pueblos indígenas.
Con un panel integrado por mujeres representantes de diferentes campos del ejercicio público, se habló sobre los retos que enfrentan para lograr liderazgo y reconocimiento.
Licenciada en Ciencia Política (Universidad de Buenos Aires, Argentina), Magíster en Derechos Humanos y Democratización en América Latina y el Caribe por la Universidad Nacional de San Martín (Universidad Nacional de San Martín, Argentina) y maestranda en Ciencia Política (Universidad Torcuato Di Tella, Argentina). Me desempeño como investigadora en el Observatorio Electoral de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, docente universitaria y consultora independiente. Miembro de la Red de Politólogas #NoSinMujeres. Líneas de investigación: participación política de las mujeres y diversidades, gobernanza electoral y nuevas tecnologías para la participación política.
Mi nombre es Bruno, soy de Rio Cuarto, Córdoba. Me desempeño laboralmente como desarrollador web, especializado en Wordpress y Javascript. Actualmente estoy estudiando PHP y React. Me gusta mucho viajar y andar en bici 😁
Migrante colombiana viviendo en Buenos Aires hace más de 6 años. Estudié Ciencias Políticas y estoy realizando mi tesis de Maestría en Intervención Social. Investigo y trabajo en políticas urbanas, especialmente en barrios populares, me gusta pensar y hacer talleres participativos y disfruto mucho el trabajo en equipo. Practico y oriento prácticas de vinyasa yoga y amo bailar salsa.
Lic. En Comunicación Social (UBA). Máster en Comunicación, Cultura y Ciudadanía Digital (Universidad Rey Juan Carlos y Media Lab Prado, Madrid) especialista en procesos de innovación democrática, gobierno abierto y comunicación política, con más de 10 años de experiencia en investigación, diseño y ejecución de políticas de gobierno abierto y estrategias de comunicación política.
Actualmente, está estudiando Relaciones Internacionales. Le gusta entrenar, leer y adora aprender cosas nuevas. Su estación favorita del año es el invierno y le gustan los dulces y postres.
Vive en San Martín (Buenos Aires) y tiene 21 años. Es estudiante de la Lic. en Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de San Martín y se encuentra realizando su trabajo de tesis sobre el modelo de desarrollo sostenible que presenta y defiende el Acuerdo de Escazú, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se suma a Asuntos del Sur motivada por adquirir conocimientos sobre cómo se lleva a cabo un proyecto a nivel regional y conocer sus dinámicas.
Maia tiene 22 años y es franco-argentina. Es ex estudiante de cine y actual estudiante de Ciencia política en la UNSAM. Amante de la fotografía. Dedica su tiempo libre a entrenarse para correr carreras.
Vive en Reconquista, Santa Fe, pero es originario de Buenos Aires. Tiene 25 años y es estudiante de la Licenciatura en Periodismo en la Universidad Siglo 21. También estudió Programación en la UTN.
Estudiante avanzada de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de San Martín. Se encuentra cursando las últimas materias de la carrera y redactando la Tesis de Investigación. Se confiesa muy emocionada de ser parte de Asuntos del Sur para experimentar este nuevo desafío.
Artista y gestora cultural. Magíster en Mediación Cultural (Universidad Nouvelle Sorbonne Paris 3). Doctoranda en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó como asesora de despacho de la Gobernación de Nariño y de la Alcaldía de Cartagena, Colombia, en la implementación de procesos de innovación pública.
Magíster en Ciencia Política por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) y Licenciada en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ha trabajado como consultora e investigadora para organismos internacionales, gubernamentales nacionales y Think Tanks nacionales e internacionales.
Politólogo de la Universidad de Buenos Aires, Máster en Mercados e Instituciones del Sistema Global y PhD en Políticas e Instituciones de la Università Cattolica del Sacro Cuore di Milano (Italia). Activista por los derechos de las personas LGTBI y docente de postgrado en la Universidad de Lanús (Argentina) y en la Alta Escuela de Economía y Relaciones Internacionales (Italia). Sus áreas de especialización son la integración regional latinoamericana, la geopolítica energética y las políticas públicas con enfoque de derechos.
Peruana, Coach Ontológico Profesional con especialización en educación emocional y estudiante del último año de la carrera de Relaciones del Trabajo – UBA. Trabaja como coach facilitando capacitaciones para emprendedores y negocios. Como pasatiempo, disfruta leer, hacer yoga y trekking y viajar.
Argentino, politólogo (UBA) e investigador en cuestiones de género y seguridad (ILSED). Amante de los viajes, los idiomas y el intercambio cultural.
Oriunda de Río Negro. Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de San Martín, con tesina en proceso. Además, participa en asociaciones civiles de base comunitaria. En su tiempo libre, juega para uno de los equipos deportivos de la UNSAM.
Estudiante de Relaciones Internacionales en la UNSAM y Coordinadora General en Soft Power, un think tank de relaciones internacionales. Interesada por las cuestiones relativas a la vinculación entre el género y el libre comercio
Estudiante de Relaciones Internacionales en la UNSAM. Le interesan las cuestiones de género y desplazamiento forzado. Como pasatiempo, la literatura y el cine.
Estudia Ciencias Políticas (UNSAM) con tesina en proceso. En paralelo, estudia Relaciones Internacionales en la misma casa de estudios. Además, trabaja en la Fundación Metropolitana haciendo desarrollo institucional y contenidos y escribe informes sobre Ambiente en Politeia.arg. Como hobbie, dedica tiempo a danza jazz y comedia musical desde hace varios años, como también a talleres de lectura sobre diferentes temáticas.
Nació y creció en Bogotá (Colombia). En 2011 emigró a Argentina para continuar sus estudios. Actualmente, está cursando la Licenciatura de Relaciones Internacionales.
Es estudiante de Ciencias Políticas y Profesorado Universitario en Ciencia Política (UNSAM). Disfruta mucho viajar y le gusta leer, cocinar y hacer deporte.
Licenciada en Relaciones Públicas e Institucionales con una Maestría en Comunicación Política (Austral). Fue Directora Nacional de Relaciones Institucionales del Ministerio de Salud de la Nación y se especializó en el Ceremonial y Protocolo. Ama el running y viajar.
Actualmente cursando la Tecnicatura en Administración de Gestión y PyMEs y la licenciatura en Comercio Internacional. Atleta trans, fanática del ciclismo y activista de la inclusión deportiva.
Finalizando la Licenciatura en Comunicación Social con orientación en opinión pública y publicidad en la UBA. Becaria de la Nueva Escuela de Diseño y Comunicación. Se encuentra vinculada con las ONG desde el 2017.
Licenciada en Comunicación Social, experiencia de trabajo en OSC y en el Estado en temática de políticas públicas enfocadas en hábitat. Especializada en el diseño de metodologías participativas, facilitación de talleres, coordinación de grupos y acompañamiento en los procesos de diseño e implementación de proyectos. Docente de teatro en nivel secundario y actriz.
Lic. en Ciencia Política (UCA). Trabajó en el sector privado para diferentes multinacionales, en Escuelas de Negocio y tiene, además, experiencia en la función pública. Es docente universitario y secundario.
Jennifer Cyr es profesora asociada e investigadora de ciencias políticas y de los estudios latinoamericanos en la Universidad de Arizona. Además de estudiar la representación política y la democratización en América Latina, escribe sobre los métodos cualitativos y mixtos y el uso de los grupos focales en las ciencias sociales.
Directora de Arte e Ilustradora independiente. Artista autogestiva. Miembro activo de MEP (Mujeres en Publicidad), un colectivo de mujeres en busca de una industria publicitaria con perspectiva de género. www.jotaschneider.com
Lic. en Relaciones Públicas y Cs. de la Comunicación. Comunicadora en Bachillerato Popular Travesti Trans Mocha Celis. Activista por los DDHH LGBTIQ+. Transfeminista.
Politóloga por la UCB de La Paz con especialización en Gestión Equitativa por la USMP, Lima. Diplomada en IAP y Educación Superior. Trabaja en investigación, derechos políticos de las mujeres, paridad y alternancia, prevención de violencia contra las mujeres y presupuestos sensibles al género.
Dentro del tercer sector desarrolló todo tipo de tareas, profesionalizándose en la gestión humana y de comunidades de personas. Trabajó en temas relacionados a la educación, los derechos civiles y la responsabilidad social empresaria. Estudia idiomas y turismo para poder seguir relacionándose con personas de todo el mundo.
Licenciada en Comercialización. Ha prestado sus servicios como asistente de gestión académica del Programa Colegio de las Américas – COLAM de la Organización Universitaria Interamericana – OUI. Apoyo a los procesos de convocatoria, registro de estudiantes, monitoreo de inscripciones y pagos, coordinación del proceso de certificación y diplomación y producción de informes administrativos.
Periodista de Medellín, Colombia y estudiante de la Maestría en Comunicación y Criminología de la Universidad Nacional de La Plata. Trabaja en temas relacionados con la memoria histórica, la violencia y los derechos humanos. Participa en procesos de periodismo ciudadano por la memoria, así como en investigaciones sobre el mismo tema. Ha sido docente de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia.
Licenciada en Relaciones Internacionales (UCC); Técnica en Responsabilidad y Gestión Social (Universidad Siglo 21); Especialista en Políticas Públicas para la Igualdad en América Latina (CLACSO y FLACSO Brasil) y Magíster en Derechos Humanos y Políticas Públicas (UNED España). Se desempeña en los ámbitos de la cooperación internacional, el desarrollo institucional y la docencia.
Argentina. Lic. en Relaciones Internacionales (Universidad Católica de Córdoba). Maestranda en Gestión Ambiental del Desarrollo Urbano (Universidad Nacional de Córdoba). Con experiencia en la coordinación y facilitación de talleres presenciales en América Latina, en tutorías de programas de formación virtual, y en el diseño de metodologías y la creación de plataformas colaborativas.
Licenciada en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires, con una maestría en curso de Ciencia Política por la Universidad Torcuato Di Tella. Su trabajo se concentra en los derechos reproductivos de las mujeres y la participación ciudadana.
Abogada experta en violencia de género por la Comisión Nacional de Justicia de Género de Venezuela – TSJ y Magíster en Docencia para Educación Superior, Diplomada en Innovación Política, Derechos Humanos y Procesal Penal. Trabajó en el Poder Judicial en la competencia de Delitos de Violencia contra la Mujer en el Estado Zulia, Venezuela. Embajadora de Venezolanas Globales en Argentina; forma parte de la Red de Mujeres de Amnistía Internacional Venezuela y de la Red Feminista del Estado Zulia.
Licenciado en Ciencia Política de la UBA, con un amplio recorrido en comunicación digital y campañas políticas. Con formación en diseño audiovisual por su vocación para contar historias. Colaborador de la Federación Internacional de Racquetball.
Licenciada en Administración Gubernamental y Políticas Públicas por la Universidad de Guadalajara con especialización en temas de participación ciudadana, innovación política y combate a la corrupción. Actualmente es Maestrante en Politicas Públicas con enfoque en Gobiernos Locales y Rendición de Cuentas. Especialista en estrategias y herramientas de incidencia y construcción de Redes por EQUIS- Justicia para mujeres, Alternativas y Capacidades y la GIZ -Agencia del Gobierno Federal Alemán y en Contraloría Social y Sistemas Anticorrupción por el Colegio de Jalisco y el Comité de Participación Social de Estado de Jalisco.
Licenciada en Ciencia política por la Universidad de Buenos Aires. Magister en Administración Pública por la facultad de Ciencias Económicas de la UBA y Especialista en Educación y nuevas tecnologías por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Se desempeña hace más de 10 años en la educación en línea en diferentes organizaciones de la región.
Licenciada en Relaciones Internacionales (Universidad de San Andrés) y Mg. en Relaciones Internacionales Europa – América Latina (Universidad de Bolonia). Realiza una Maestría en Ciencias Sociales de Internet en Oxford Internet Institute (Universidad de Oxford). Especializada en innovación política y gobernanza de internet.
Politóloga por la Universidad Pompeu Fabra, especializada en género y juventudes. Máster Interuniversitario en Juventud y Sociedad, Universidad de Girona. Maestría en Administración Pública de la Universidad de Buenos Aires (en proceso de elaboración de tesis). Forma parte de la Red de Politólogas. Sus intereses de investigación se focalizan en los temas de género, juventudes y participación política.
Coordinadora de Gobernanza, Estado y Gestión del Observatorio de Políticas Públicas y Docente investigadora de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). Asesora de organismos públicos nacionales y subnacionales. Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad del Salvador (Argentina) y especialista en Cooperación Internacional por la Universidad Nacional de San Martín (Argentina).
Coordina el programa de Innovación Pública 360 y es Digital Integrity Fellow del Open Tech Fund. Msc en Desarrollo Internacional (Universidad de Bristol). Fue investigador en tecnologías para la Vicepresidencia de Bolivia, PNUD y Fundación UNIR Bolivia. Ex becario Chevening.
Licenciada en Ciencia Política de la UBA, especializada en dirección y gestión de organizaciones sociales en UdeSA y docente en la UBA de la materia “el rol de las organizaciones de la sociedad civil en políticas públicas”.
Politólogo de la Universidad de Buenos Aires, MSc en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Oxford, MPA y PhD en Ciencias Políticas del Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po). Trabajó en el Woodrow Wilson Center, el Centro de Desarrollo de la OCDE y dirigió el Instituto Federal de Gobierno en Argentina. También es docente universitario e investiga sobre democracia, economía política y tecnopolítica.
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Por innovaciones políticas nos referimos
Al desarrollo de prácticas, intervenciones, dispositivos tecnológicos y/o regulaciones que permitan solucionar problemas públicos. Las innovaciones, entendemos, deben tener dos condiciones necesarias:
La primera es que deben buscar transformarse en una práctica social y política generalizada, es decir, deben buscar tener un impacto político.
La segunda es que deben favorecer a la ampliación de derechos y de calidad de vida de las personas. Entendida de este modo, la innovación política apunta a la construcción de sociedades abiertas, gobernadas por comunes, por lo que se requieren acciones que distribuyan el poder. Es por ello que, desde Asuntos del Sur, priorizamos las innovaciones centradas en la construcción de sociedades más paritarias, inclusivas y participativas.