Ser joven hoy: desafíos y recorridos en una región convulsionada
Cada 12 de agosto, desde hace 24 años, se celebra el Día Internacional de la Juventud, una fecha instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas para resaltar las problemáticas que enfrentan las juventudes y su potencial como actores principales en la sociedad.
La salida de la pandemia y las dificultades para la recuperación económica han impactado fuertemente a las juventudes. Además, el avance de gobiernos con posturas radicales y autoritarias ha llevado a distintos colectivos a resistir ante violaciones de derechos humanos, en un contexto donde crece la insatisfacción con la democracia (Latinobarómetro, 2023). Sin embargo, las juventudes también han sido clave en la formación e impulso de nuevas agendas, actuando como catalizadoras de diversos movimientos en la región, desde el sur del Río Bravo hasta el Estrecho de Magallanes. Han liderado protestas exigiendo acciones concretas contra el cambio climático, denunciado casos de corrupción y violaciones a los derechos humanos.
Hace casi un año nació la Red de Incidencia Juvenil RADAR, impulsada por el programa AltaVoz de Asuntos del Sur. Este espacio busca articular liderazgos juveniles que trabajan por el fortalecimiento democrático frente al cierre del espacio cívico en contextos hostiles y violentos de América Latina y el Sur Global. A un año de su creación, desde la comisión de investigación, nos propusimos hacer un repaso por la situación general de las juventudes y las violaciones de derechos que enfrentan en tres países.
En Argentina, el gobierno del libertario Javier Milei ha implementado medidas que, paradójicamente, restringen las libertades individuales. El Ministerio de Seguridad ha aplicado un protocolo anti-protesta que permite encarcelar a quienes hacen uso del espacio público, lo que se suma a un deterioro económico que afecta directamente a las juventudes, especialmente en el ámbito laboral. Según el instituto nacional de estadística y censo el desempleo es el doble en jóvenes y se profundiza en mujeres siendo del 13, 4% (INDEC, 2024). En abril, los estudiantes universitarios lideraron marchas multitudinarias en todo el país, exigiendo un aumento en el presupuesto educativo tras los recortes sufridos.
En El Salvador, el estado de excepción impuesto por el presidente Nayib Bukele ha resultado en violaciones sistemáticas de los derechos de los jóvenes. Un caso emblemático es el de Douglas Cardona, un joven de 21 años que quedó cuadripléjico tras ser brutalmente atacado por un ex agente policial mientras trabajaba en el negocio familiar. La impunidad y el acoso que sufren Douglas y su familia reflejan la falta de protección y garantías para las juventudes en un sistema judicial inoperante y programas estatales ineficaces. La «guerra contra las pandillas» de Bukele ha resultado ser una estrategia fallida que desvía la atención de la reelección presidencial inconstitucional y otros temas relevantes, mientras se cierra el espacio para la participación crítica.
En México, la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) ha alertado sobre un preocupante aumento en los casos de trata de menores, con un promedio mensual de víctimas que ha pasado de 15.5 entre 2015 y 2018 a 28 desde 2019 hasta 2024. Las organizaciones criminales han adaptado su modus operandi para atraer a jóvenes en situación de vulnerabilidad mediante ofertas laborales fraudulentas en redes sociales, revelando fallos críticos en la capacidad de las instituciones para regular los entornos digitales. Este fenómeno expone la incapacidad del sistema para proteger a los jóvenes, quienes deberían ser protagonistas del desarrollo social, pero en cambio, quedan atrapados en una espiral de precariedad y violencia.
Este retrato desolador nos muestra que, aunque todos deberían tener las mismas oportunidades y estar protegidos por las mismas reglas, la realidad es que la justicia ha sido subvertida por intereses que trascienden el bienestar común. Cada giro en este engranaje perpetúa el sufrimiento y la imposibilidad de una vida libre de violencia. Hoy, enfrentamos la sombría paradoja de un juego injusto desde el principio. No se trata solo de los gobiernos, sino también de un sistema judiciales que no responden a las necesidades de las juventudes en la región.
Es crucial recordar que este día no tiene por qué ser una simple réplica de nuestras disfunciones. Podemos aprovechar la ocasión para reflexionar sobre nuestras aspiraciones y contribuir a la construcción de un entorno menos violento. Las situaciones narradas son solo un acercamiento a la realidad que enfrentan las juventudes en la región. Desde RADAR y AltaVoz, buscamos incidir y articular esfuerzos para mejorar la situación de las juventudes en América Latina y el Sur Global.
Estas reflexiones nos plantean desafíos en una región que a menudo olvida los procesos a los que se ve expuesta, re-victimizante y rica en cierres del espacio cívico para la opinión crítica y la participación ciudadana. Desafíos frente a los cuales las juventudes de la red alzan sus voces y nos recuerdan que no son una “generación de cristal” o simplemente “desencantada de la política”, sino una juventud que sortea nuevos obstáculos con nuevas estrategias y formas de abordar su realidad presente y su proyección futura. Las voces de las juventudes siguen en alto y reivindican su rol en la construcción colectiva en este Día Internacional de la Juventud.
Autores: Belén Arroyo, Juventudes activistas salvadoreños, Jeremias Porma Favre y Paloma Landaverde