COP 28, Propuestas y expectativas para un futuro sostenible #AsuntosdelSurGlobal
Por: Tuva Lima Molde, ADS GLOBAL
Este jueves 30 de noviembre inicia la 28o edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (conocida como COP, por sus siglas en inglés), en los Emiratos Árabes Unidos.
En esta, que es la reunión anual del órgano más importante de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) participan 198 países, incluida la Unión Europea. Dentro de los principales hitos que se produjeron dentro de esta Convención, se encuentran el Protocolo de Kioto (1997), que tuvo como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y el Acuerdo de París (2015), que apunta a mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de los 2 grados centígrados y preferentemente limitarlo a 1,5 grados centígrados.
Para comprender cómo surge este encuentro, resulta clave analizar los resultados más importantes de la COP26 y los de la COP27. En 2021 (COP 26) se reafirmó el acuerdo de París y se mantuvo el objetivo del aumento de 1,5°C como prioridad. A su vez, se propuso la reducción gradual (phase down) del uso de carbono no mejorado y la eliminación gradual de los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles. En 2022 (COP27) el “éxito” más grande para América Latina fue la decisión de crear un Fondo para Pérdidas y Daños, que tiene como objetivo apoyar a los países más vulnerables que ya están sintiendo el cambio climático. Sin embargo, se mantienen las críticas en relación a la falta de ambición y compromiso de muchos países y la falta de definición de temas importantes.
La CMNUCC establece criterios de vulnerabilidad en el artículo 4.8. De acuerdo con el Fondo, el Comité de Transición sobre Pérdidas y Daños va a presentar recomendaciones para hacer operativo el Fondo en la COP28, ya que faltan definiciones claves, como los detalles sobre cuáles países serán beneficiarios, cuáles van a contribuir al fondo y de donde va a venir ese dinero. En América Latina existe una gran expectativa, especialmente si se habla del reconocimiento de la extrema vulnerabilidad de la región.
Históricamente, las regiones del Sur Global han estado en una competencia por mostrarse vulnerables, dificultando el establecimiento de la necesidad de financiamiento y de cómo obtenerlo. Sin embargo, este año en América Latina parece haber un consenso que incluya a todxs y que ‘nadie se quede afuera’.
A través del Acuerdo de París, se exige a las Partes contribuciones determinadas a nivel nacional (NDCs), así como la preparación, articulación, comunicación, y mantenimiento de medidas de mitigación para lograr sus objetivos. Además, este año en la COP28 concluirá por primera vez el Balance Mundial (Global Stocktake). Durante 2 años el Comité de Alto Nivel ha reunido y analizado información a nivel global, para evaluar en qué punto se encuentra el mundo respecto al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París. El objetivo es informar a los países a la hora de establecer sus próximos NDCs, que se entregarán en 2025. Se espera que esto ayude a los gobiernos a preparar planes nacionales de acción climática más ambiciosos. Sin embargo, no puede pasarse por alto que los países se encuentran en desigualdad económica, lo que limita sus posibilidades de acción sin financiamiento internacional.
En lo referente a los combustibles fósiles hay una fuerte expectativa para que, en la COP28, el rechazo al uso de fuentes con altos niveles de carbono se extienda a todos los combustibles fósiles, transformando un ‘phase down’ en un ‘phase out’, lo que equivale a indicar el camino hacia eliminación de los combustibles fósiles. Para América Latina es importante que la salida de los combustibles fósiles ocurra de manera progresiva y no automática, ya que muchos países latinoamericanos dependen de las exportaciones de estas fuentes. Por otra parte, se espera que la salida venga acompañada con un paquete de energía, que debería ir como parte del Balance Mundial. Según el análisis científico sería más eficiente invertir directamente en renovables, en términos de tiempo y recursos, lo cual implica la necesidad de resolver los problemas de financiamiento lo antes posible.
Otro elemento importante que nos dejó la pasada COP27, es el énfasis puesto en la implementación de medidas para disminuir los gases de efecto invernadero y adaptarse a las consecuencias de los impactos del cambio climático. Existe una expectativa de que haya algunas resoluciones sobre la Meta Global de Adaptación (GGA) que está establecido en el Acuerdo de París. Aquí nuevamente resulta importante que se capitalice el Fondo.
Por otra parte, el acceso al financiamiento es controvertido. En primer lugar, es complicado conseguir financiamiento y muchas veces los países demoran años en entender cómo acceder al mismo. Luego está el obstáculo de las diferencias entre los procesos ya que, por ejemplo, el proceso del Fondo para Pérdidas y Daños no es igual al de Adaptación. Relacionado con esto, surge el problema de cómo manejar los riesgos asociados con las inversiones en nuevas tecnologías y el desarrollo de fuentes energéticas renovables. Es clave para el Sur Global lograr superarlos y atraer inversiones. Otro elemento clave de este tema es la deuda inducida por el cambio climático, ya que el 80% del financiamiento que se da son préstamos. En cuanto a la adaptación, se discute como posible solución ante eventos climáticos extremos, el canje, la suspensión o cancelación de deudas. Por ejemplo, que se suspenda por un tiempo limitado, haciendo posible una reconstrucción en caso de destrucciones.
La COP 28 se presenta entonces como una oportunidad crucial para que la comunidad global demuestre su compromiso con la preservación del planeta. Al propiciar la reunión de líderes mundiales y fomentar el consenso y la toma de decisiones, se espera que logren superar divisiones preexistentes y colaboren de manera integral y eficaz en el abordaje de la crisis climática. Desde América Latina se ofrecen soluciones activas para al cambio climático, siendo el hogar de la Amazonia, esencial para el cuidado del sistema atmosférico global. Hay una fuerte vocación forestal para protegerla, lo cual es un elemento clave para no llegar a los puntos críticos o los puntos de no retorno. El mundo está expectante, el momento de actuar es ahora.