Brasil y la crisis de coherencia ambiental: ¿retrocesos en plena cuenta regresiva hacia la COP30?

¿Puede un país liderar la transición climática mientras impulsa proyectos petroleros y debilita su legislación ambiental? Las recientes decisiones del gobierno brasileño parecen contradecir el liderazgo que busca proyectar en la escena internacional. Por un lado, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) aprobó parcialmente el avance de la exploración petrolera en el denominado Bloque 59 (ubicado en la cuenca de la Foz do Amazonas). Por otro, el Senado aprobó un proyecto de ley que flexibiliza drásticamente los procedimientos para otorgar licencias ambientales, debilitando los controles sobre actividades con potencial de alto impacto ecológico.

Exploración petrolera en la Amazonía: el polémico avance del Bloque 59

En mayo de 2024, el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) autorizó parcialmente la exploración petrolera en el Bloque 59, una zona ubicada a 160 km de la costa de Amapá, en la cuenca de Foz do Amazonas. Esta región alberga el mayor cinturón de manglares continuo del mundo y arrecifes de alto valor ecológico.

Aunque la aprobación solo permite pruebas de manejo de fauna, organizaciones ambientales alertan que este paso podría abrir la puerta a una expansión masiva de la industria petrolera en la Amazonía. El plan estratégico de Petrobras prevé la perforación de 15 pozos entre 2025 y 2029, con una inversión de 3.000 millones de dólares —lo que representa el 38% de su presupuesto de exploración de nuevas áreas.

Críticas desde la sociedad civil: ¿adiós al liderazgo climático?

Para Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, esta decisión “dañará la imagen de Brasil como líder climático, justo antes de la COP30”. Además, la ausencia de consulta previa a pueblos indígenas y comunidades quilombolas viola el Convenio 169 de la OIT y las disposiciones del Acuerdo de Escazú, aún pendiente de ratificación por parte de Brasil. Desde Asuntos del Sur, con el apoyo de CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, con el fin de seguir conociendo a fondo qué está pasando con el Acuerdo de Escazú en América Latina y el Caribe creamos el EscazúBarómetro, una herramienta para conocer el estado de situación ambiental de cada país en torno al Acuerdo.

Retroceso legislativo: licencias ambientales auto-otorgadas

Apenas 48 horas después de la decisión sobre el Bloque 59, el Senado brasileño aprobó un proyecto de ley que flexibiliza drásticamente el proceso de licencias ambientales. La nueva normativa permite que los emprendimientos clasifiquen su propio impacto ambiental y delega la competencia a los municipios, lo que podría debilitar gravemente los controles en regiones clave como la Amazonía.

Según el Observatorio del Clima, esta ley podría dejar hasta 18 millones de hectáreas sin protección, además de excluir territorios indígenas y quilombolas no titulados, vulnerando los derechos de cientos de comunidades.

Impactos directos: más deforestación, desplazamientos y conflictos

Actividades como la minería, hidroeléctricas y agronegocio podrían avanzar sin estudios de impacto ni medidas de mitigación, generando un aumento de la deforestación, el desplazamiento forzado y la degradación ambiental.

La Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña (COIAB) y la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) advirtieron:

“Para nosotros, es imposible que un gobierno se comprometa a tener una política ambiental que combata el cambio climático y, aun así, se posicione a favor de la concesión de licencias a proyectos que tendrán un impacto socioambiental y aumentarán el uso de combustibles fósiles, uno de los mayores obstáculos para frenar la crisis climática”.

Brasil frente al espejo: ¿líder ambiental o actor incoherente?

El país se prepara para hospedar la COP30, una de las cumbres climáticas más importantes a nivel global. Sin embargo, sus políticas recientes contradicen el discurso de liderazgo climático. La apertura a la exploración petrolera y la flexibilización ambiental contradicen el discurso de liderazgo climático y ponen en riesgo no solo la biodiversidad y los derechos de los pueblos tradicionales, sino también la reputación internacional del país. Si Brasil aspira a ser referente en la transición energética y la justicia climática desde el Sur Global, debe priorizar la protección de su ambiente, garantizar la participación efectiva de comunidades indígenas y quilombolas, y respetar los compromisos internacionales que busca promover.

¿Qué necesita Brasil para ser coherente con su discurso climático?

🔎 Proteger ecosistemas clave
🤝 Garantizar la participación de pueblos indígenas y comunidades quilombolas
📜 Cumplir con sus compromisos internacionales, como el Acuerdo de Escazú
🌱 Priorizar una transición energética justa y sustentable desde el Sur Global.