Se analizan los mecanismos de participación ciudadana, su relación con la formación de la opinión pública y su combinación con otras instituciones de la democracia representativa buscando responder: ¿por qué el funcionamiento de las instituciones de participación ha sido mayoritariamente deficitario? ¿Es un problema de malos diseños institucionales y/o de expectativas infundadas? ¿Qué criterios se deberían utilizar para medir su desempeño? ¿Qué aportan? ¿Cuáles y cómo deberían regularse? Se propone una noción de ecologías de la participación que, en lugar de poner en competencia distintas instituciones participativas, explore cómo podrían articularse y qué condiciones deberían cumplir para fortalecer la democracia.