Las innovaciones en las tecnologías de organización y comunicación hacen necesario debatir qué prácticas sociales y políticas queremos para el siglo XXI y qué características tendrá la ciudadanía que las protagonice. No es un proceso fácil ni que pueda tomarse a la ligera. Estamos ante el surgimiento de una ciudadanía con nuevas capacidades y, como resultado, podremos discutir cómo es y cómo queremos que sea en el siglo XXI, la democracia.