Ante la complejidad de las desigualdades y el creciente presidencialismo en algunos países de la región -que no solo ha golpeado la democracia sino que ha afectado el sistema de protección, ya precarizado-, proponemos una Renta Básica Universal como condición necesaria, pero no sufciente, para paliar la crisis. La redistribución de la riqueza requiere del fortalecimiento de sistemas de protección público y solidario, que se descentren las alternativas a la crisis de las perspectivas monetaristas, y se propenda para que la libertad, la autorrealización y la emancipación sean una condición para desactivar la pobreza y la desigualdad.